Reconocer no es halagar

A día de hoy nadie duda del impacto positivo que tiene el reconocimiento en el entorno laboral y su potencialidad como herramienta en la gestión de los equipos. Sabemos que las personas que se sienten valoradas aumentan su compromiso, refuerzan su autoestima profesional y están más dispuestas a colaborar y aportar. Elogiar lo que funciona, poner en valor los logros, agradecer el esfuerzo… son gestos sencillos que generan vínculos, construyen cultura y motivan al equipo.

Sin embargo, por parecer un recurso tan sencillo, muchas veces lo usamos sin reflexionar demasiado sobre cómo, cuándo o con qué intención lo hacemos. Y ahí es donde puede empezar a perder fuerza o incluso a volverse contraproducente. Reconocer no es halagar. No se trata de “decir algo bonito” sin más, sino de enviar un mensaje claro: «Me importas, me fijo en lo que haces, valoro tu aportación y esto que haces tiene sentido para nuestro propósito común».

Para que el reconocimiento sea una herramienta efectiva, es clave cuidar algunos aspectos básicos:

  • Concreción: No es lo mismo decir “Buen trabajo” que “Tu presentación fue clara, concreta y ayudó al cliente a tomar decisiones”.
  • Autenticidad: Solo lo que se dice desde la sinceridad genera confianza. El elogio vacío se detecta rápidamente.
  • Oportunidad: Reconocer en el momento adecuado refuerza el comportamiento que queremos potenciar.
  • Adaptación: No todas las personas se sienten cómodas recibiendo reconocimientos públicos. Conocer a nuestro equipo también implica saber cómo y cuándo elogiar.

¿Por qué es importante el reconocimiento?

Desde la psicología, el reconocimiento responde a necesidades humanas básicas que están en la raíz de nuestra motivación y bienestar. Algunas claves para entender su poder:

  • La teoría de la autodeterminación (Deci & Ryan) identifica tres necesidades psicológicas básicas:
  1. Autonomía: sentir que tenemos capacidad de decisión.
  2. Competencia: sentir que somos capaces y eficaces.
  3. Vinculación: sentirnos conectados y valorados por los demás.

El reconocimiento bien aplicado alimenta directamente estas tres necesidades:
Refuerza la competencia, genera sentido de pertenencia y da sentido a las acciones autónomas.

  • La pirámide de Maslow también lo señala: después de cubrir las necesidades básicas y de seguridad, buscamos reconocimiento, estima y autorrealización.
  • Desde la #neurociencia, sabemos que el reconocimiento activa los circuitos de recompensa en el cerebro, liberando dopamina (la hormona del placer), lo cual refuerza comportamientos positivos y crea una asociación emocional positiva con el entorno laboral.
  • Por último, la psicología positiva (Seligman, Fredrickson…) destaca el poder del reconocimiento para fomentar emociones positivas, incrementar la resiliencia y fortalecer el engagement.

Por lo tanto, el reconocimiento es una palanca psicológica poderosa para desarrollar talento, fidelizar equipos y construir culturas saludables. Porque cuando alguien sabe que su aportación importa, es más fácil que dé lo mejor de sí.

¿Cuándo puede resultar desmotivador el reconocimiento ?

Aunque parezca contradictorio, ocurre de forma habitual. Y lo peor es que quién elogia no es consciente del impacto negativo de un reconocimiento poco afortunado. Hay situaciones en las que, en lugar de generar motivación, el reconocimiento puede producir frustración, malestar o incluso desconfianza. Por ejemplo:

  • Cuando no discrimina comportamientos o resultados. Cuando se convierte en una fórmula mágica para agradar o quedar bien y se usa de forma constante e indiscriminada. No sólo pierde valor sino también disminuye la credibilidad de la persona que utiliza el elogio de esa manera.
  • Cuando no se ajusta a la realidad: Elogiar algo que no ha sido especialmente relevante puede hacer sentir a la persona infantilizada, poco valorada o desconocida e incluso invisible para quién elogia.
  • Cuando es desigual: Si siempre se reconoce a las mismas personas o se hace de forma poco equitativa, puede generar comparaciones y mal clima.
  • Cuando se percibe como manipulación: Si el reconocimiento llega justo antes de pedir un esfuerzo extra o de comunicar una mala noticia, puede generar sospecha.
  • Cuando no se acompaña de coherencia: Reconocer a alguien por su autonomía y luego no darle espacio para decidir es una contradicción que erosiona la confianza.

En definitiva, el reconocimiento es una herramienta poderosa… si se usa bien. No se trata de elogiar por elogiar, sino de agudizar la observación, y elaborar un reconocimiento a la aportación y valor específico de las personas. El reconocimiento útil y sincero nace de la generosidad, la humildad y la autenticidad de quien lo emite.

IA ¿catalizadora o inhibidora?

Si te preguntan ¿Cómo utilizas la IA? ¿Cómo catalizadora o como inhibidora de tu capacidad mental? ¿Qué responderías?
Recientemente, en una sesión de creatividad e innovación, nos comentaba un participante su inquietud por lo rápido que la inteligencia artificial se había convertido en una herramienta imprescindible en su día a día y el miedo a que eso afectara negativamente a su capacidad para pensar por sí mismo. De hecho, en ese mismo momento estábamos utilizando la IA para potenciar nuestra capacidad creativa. 🙂

Hoy en día es motivo de conversación recurrente en la sociedad cómo puede estar afectarnos la facilidad con la que obtenemos respuestas mediante asistentes virtuales y motores de búsqueda a nuestra capacidad para analizar y reflexionar de manera profunda. Seguro que has participado recientemente en alguno de estos debates.
No ponemos en duda en este artículo la utilidad, potencia y ahorro de tiempo que esta tecnología nos ofrece. Ni mucho menos. Muchas personas, sobre todo en entornos profesionales, experimentan diariamente el asombro de lo que la IA puede hacer para ahorrarles tiempo y quebraderos de cabeza.
Lo que planteamos en este artículo es la duda de si la utilizamos como catalizadora o inhibidora de nuestra capacidad mental.
Como explica la filósofa Fátima Álvarez, experta en pensamiento crítico y ética, «A las pantallas hay que llegar con criterio» Esta reflexión resuena profundamente en el debate actual sobre el impacto de la inteligencia artificial en nuestras habilidades cognitivas. Si bien la IA nos proporciona rapidez, eficiencia y acceso instantáneo a una cantidad infinita de información, también plantea un dilema:

¿Estamos dejando de ejercitar nuestra mente al depender demasiado de estas tecnologías que nos dan todo de forma inmediata?

Desde hace tiempo la neurociencia demuestra que el esfuerzo mental es fundamental para fortalecer nuestras habilidades de pensamiento crítico y memoria (entre otras), lo que hace que preocupe especialmente el uso de la tecnología en general (y la IA en particular) en las etapas iniciales del desarrollo de la persona.
Ya sabemos que el uso excesivo de pantallas puede afectar negativamente el desarrollo del pensamiento crítico y la creatividad, lo que refuerza la importancia de un consumo tecnológico consciente y equilibrado. Investigaciones de la Asociación Española de Pediatría y expertos como la psicóloga Lara Ferreiro así lo muestran (El País, 2025).
Estudiantes de todo el mundo están acostumbrandose cada vez más a depender de la IA a la hora de realizar los trabajos y entregas, ¿Quién mide su uso? ¿Dónde ponemos los limites? ¿saben redactar por sí mismos? ¿Están desarrollando su capacidad de aprendizaje y pensamiento crítico o lo están reduciendo? El debate está servido. Natasha Berg ya hablaba de ello hace un año en su charla TED Should we let students use ChatGPT?

IA como estimuladora del pensamiento

Ahora bien, la inteligencia artificial también puede utilizarse como una herramienta poderosa para estimular el pensamiento, si se usa de manera adecuada. En lugar de verla como un sustituto de nuestro razonamiento, podría convertirse en un catalizador que nos ayude a explorar nuevas perspectivas, contrastar información y desafiar nuestras propias ideas. En el entorno de la innovación empresarial y el desarrollo del talento, la IA es una aliada clave si se integra con un enfoque estratégico.
Para lograr esto, es fundamental desarrollar una relación activa con la tecnología, en la que no nos limitemos a aceptar respuestas automáticas, sino que utilicemos la IA como un medio para ampliar nuestro conocimiento y desafiar nuestra manera de pensar. Que nos ayude a dedicar tiempo a pensar de forma estratégica y global en lugar de dedicarlo a tareas repetitivas y operativas.
¿Cómo podemos hacer esto? Aquí tienes cinco consejos para usar la inteligencia artificial como una herramienta que ayude a fortalecer tu pensamiento estratégico en lugar de hacerlo más débil. (Por cierto, es Chatgpt quien nos lo está aconsejando 😉)

Usa la IA como un sparring mental, no como un atajo

En lugar de pedir respuestas directas, usa la IA para desafiar tus ideas. Pídele que juegue el papel de un “abogado del diablo” o que critique tu estrategia desde diferentes ángulos. Esto te obligará a pensar más profundamente y mejorar tus argumentos.

Haz que la IA te enseñe a pensar, no sólo a responder

Solicita explicaciones detalladas sobre cómo llegó a una conclusión. Por ejemplo, en lugar de preguntarle “¿Cuál es la mejor estrategia de negocio?”, pídele que te explique los principios detrás de cada estrategia, para que puedas aprender a aplicarlos en distintos contextos.

Utilízala para expandir tu creatividad y no sólo para automatizar tareas

Pídele que genere ideas alternativas, escenarios hipotéticos o enfoques innovadores sobre un problema. Luego, analiza y filtra esas ideas con tu propio criterio, en lugar de aceptar la primera opción que te dé.

Combina la IA con pensamiento crítico y toma decisiones conscientes

Cada vez que la IA te dé una respuesta, cuestiónala:
• ¿Cuáles son sus posibles sesgos?
• ¿Cómo puedo validar esta información?
• ¿Qué pasaría si hiciera lo contrario?
Esta práctica fortalece tu capacidad de evaluación y decisión.

Aprende haciendo, no sólo leyendo

Usa la IA para obtener información y luego aplícala activamente en la vida real. Por ejemplo, si la usas para aprender sobre negociación, intenta aplicar sus consejos en una reunión real y evalúa los resultados. La verdadera maestría viene de la experiencia, no solo del conocimiento teórico.
Si aplicas estos principios, en lugar de hacerte dependiente de la IA, la convertirás en un trampolín para mejorar tu pensamiento estratégico.

¿Cuál de estos consejos te parece más útil?

¿Cuál es tu opinión y experiencia en el uso de la IA?

Equipo Galaris Desarrollo